domingo, 1 de novembro de 2009




la luz desciende de la casa, pero la pantalla blanca es suficiente para tocar los sueños, esos que sólo vienen cuando el cuerpo alcanza un estado de embriaguez, que no se logra con el vino, pero con la fiebre causada por el sentimiento de lluvia. en su cuarto, las primeras gotas de agua penetran sus poros. el olor de la lluvia ahoga la piel e deja el cuerpo húmido como las nubes. este cómodo sofá no es un sueño, pero una mediocre realidad. el mar no existe de este horizonte, pero montañas, en la noche invisibles, como también los seres que habitan toda la construcción - la mujer en el apartamento siguiente te hace pensar... ¿el mundo es el mismo para ella y para vosotros? mas tarde en su cuarto, un hombre o una mujer pueden hacer que te olvides de ti (con sus manos). tu no quieres pelear. no quieres. tu quieres escuchar hasta la voz del mar, pero el universo está lleno de gente que grita. el universo no puede caer. la vida es más grande que sus ojos y mucho mayor que su mar. mañana es un día de fiesta pero el hambre no elige día. el hambre de pan y vino, el hambre de sueños y amor. en días como este, el hambre es mayor porque las calles están desiertas. lo desierto para nosotros no tiene fin. no tiene fin el desierto. no tiene fin. y tu no sabes qué hacer con lo que no tiene fin.





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